No hace mucho tiempo, nos hacíamos eco de una noticia en la que se anunciaba que el Gobierno Turco iba a aprobar una norma por la que obligaría a todas las empresas proveedoras de Internet a ofrecer al usuario cuatro diferentes filtros: infantil, familiar, doméstico y estándar, sin prever la opción “sin filtro”, con el supuesto fin de proteger a la infancia frente a los contenidos nocivos de la red de redes.
Éste no era más que un primer paso en el control que sobre Internet está tejiendo el ejecutivo otomano, que al margen del resto de sus socios europeos, y obviando la voz de su pueblo que clama por una red neutral, libre, y sin controles interesados, procede ahora a prohibir la inclusión de una serie de términos en las direcciones de dominio web.
Ha sido en esta ocasión la Autoridad de Telecomunicaciones Turca (TIB), que incluye palabras aparentemente tan dispares como “rubia, falda, confesión, gordo, desnudo, apasionada, adulto, estudiante”. Se ordena que, no solo “no se podrán solicitar dominios que los contengan” sino que “los ya existentes deben darse de baja”.
Mustafa Akgül, presidente de la asociación de internet INETD, manifestó que «no tienen autoridad para prohibir estos dominios, han lanzado esta advertencia para asustar y para que la gente empiece a autocensurarse».
El motivo oficial aducido nuevamente es “proteger la moral pública”, y la tutela de la infancia y la juventud. Si bien es cierto que en el listado aparecen términos de claras connotaciones sexuales, también se incluyen otros que nada tiene que ver, como “adulto”, “estudiante” o “animal”.
En definitiva, otra muestra más de la deriva inquisitorial y antidemocrática en la que anda inmersa Turquía, que no sólo viola la libertad de expresión e información de sus ciudadanos, sino lo que es más grave, lo hace bajo la pretendida apariencia de cumplir una finalidad legítima y loable.
Áudea Seguridad de la Información
Departamento Legal
Fuente:ELMUNDO.ES
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/05/06/navegante/1304669248.html