Hace apenas unos meses éramos partícipes del mayor estreno en bolsa de una empresa de internet en la historia, tras ocho años de éxito desde su fundación. Pero la aventura de Mark Zuckerberg se esta convirtiendo en toda una agonía para sus inversores, aquellos que vieron en Facebook una apuesta segura. Parece ser que el desplome de la red social es algo inevitable, tras caer su capitalización en más de un 50 % tras su salida en bolsa.
Expertos economistas auguran que se trata del primer gran fracaso en una nueva burbuja tecnológica que pronto verá la luz; que nos acompañará con nuevas y drásticas caídas de su cotización en bolsa. Llevamos unos días en los que Facebook se ha convertido en el centro de atención de todos los medios por su desastre en el parque de cotización. Pero no es su único problema.
La monetización de los usuarios de Facebook es algo más que evidente. Más allá de convertirse en una red social, puede decirse que se ha convertido en un gran mercado de consumo. Y no es para menos. Su “población” equivale a varias veces los habitantes de Estados Unidos, y en su mayoría, potenciales consumidores de “modas”.
Y ese es su objeto. O mejor dicho, su principal baza. Aunque parezca mentira, Facebook no es un buen lugar donde realizar publicidad directa mediante la inclusión de anuncios, pues se trata de un entorno social más que comercial. Pero desde hace unos meses su apuesta se basa en rentabilizar su política con anunciantes, para lo que se van a añadir una serie de modificaciones en su programación. Se pretende crear valor a las preferencias de los usuarios y venderlas en paquetes a compañías deseosas de despertar el interés de sus productos, a cambio de la privacidad de los usuarios.
Y es este principio el que ha vuelto a ser portada hace unos días tras el incidente de seguridad, que provoco que usuarios, principalmente de Francia, pudiesen ver mensajes privados de Facebook escritos entre 2007, 2008 y 2009 directamente en el muro (el conocido ahora como Timeline). Desde la red social se apresuraron a negar que se trataba de un fallo de seguridad, “convencido de que no ha habido violación de la privacidad del usuario” y asegurando que se debía a una confusión de los usuarios sobre su funcionamiento.
Los problemas de privacidad en Facebook no son nuevos. Para diversas organizaciones de toda Europa ha supuesto otro inconveniente más que no quieren dejar pasar y que pretenden que llegue a los principales organismos europeos de protección de datos, que tienen a la red social en el punto de mira desde hace tiempo atrás, y que supondrá agravar la difícil situación en la que se mueve Facebook hoy en día.
Áudea Seguridad de la Información
Iván Ontañón Ramos
Consultor Derecho TIC