Hoy en día las empresas buscan fortalecer sus estructuras con el fin de conseguir una compañía más consistente, frente a amenazas externas que pueden afectar sus negocios. Por esta razón las compañías están apostando por los planes de contingencia y los planes de continuidad, con el fin de que un desastre inesperado nos afecte en el menor grado posible.De este miedo por perder todo lo conseguido, nacieron los planes de contingencia y los planes de continuidad. Los directivos en estos momentos prefieren invertir dinero en implantar un plan que consiga que sus bienes no caigan ante cualquier falla inesperada en el camino, antes que no gastar dinero y ver como todas sus ganancias caen por el precipicio sin que puedan poner remedio a su caída.
Aunque un plan de continuidad no excluye a un plan de contingencia, existe una pequeña diferencia entre ambos.
Un Plan de Contingencia consiste en restar el impacto financiero que puede acusar un «incidente» inesperado en la compañía dentro del marco de los procedimientos habituales de la empresa, este plan trabaja para recuperar a la compañía de los imprevistos especiales que se puedan dar, y que por su causa interrumpen el sistema de producción.
Mientras que un Plan de Continuidad está enfocado a asegurar la continuidad del negocio, cuando de repente ocurre un incidente inesperado. Este plan lo que intenta es no detener la productividad de la empresa, e intentar que la situación que ha sucedido en ese momento nos afecte lo menos posible.
Muchas veces estos dos conceptos no se pueden desligar, un plan de contingencia puede estar dentro de un Plan de Continuidad, ya que lo que se busca con estas medidas es una rápida recuperación ante los desastres, para reanudar lo antes posible la cadena de producción.