El pasado año 2014 quedará grabado en la Historia de la tecnología como uno de los más ajetreados en lo que a Ciberseguridad se refiere.
Es más, el descubrimiento de errores informáticos como Heartbleed dejó patente que, por lo general, los usuarios no son conscientes de los serios peligros que encierra la nula o poca protección frente a amenazas externas. Y aunque no se trató de un apocalipsis digital, cuando nuestros datos son los que están en juego debemos considerar la posibilidad del robo de los mismos como una acción no tan remota.
Son cientos de miles las muestras de malware que aparecen cada día para equipos personales, decenas de miles al mes para sistemas móviles y miles de millones los datos que ‘flotan’ sin cifrar por la Red entre el usuario y ese inmenso océano llamado Big Data. Y aun así, sólo la mitad de los equipos de sobremesa y Smartphone están actualizados y disponen de la protección antivirus actualizado, un 35% de los Tablet y un 20% de los portátiles, el dispositivo más utilizado para Internet.
Con el transcurso de los años, incluso con los recientes ataques informáticos producidos, no se ha detectado una concienciación profunda en la sociedad, que no ha reaccionado con suficiente contundencia. Datos tan sorprendentes como que el 8% de los usuarios admite que siempre utiliza la misma contraseña y casi el 45% alterna entre una o dos, normalmente de complejidad trivial.
El presente año (2015) se presenta problemático. Las plataformas y métodos de pago móviles serán un blanco seguro de los ataques, así como los dispositivos IoT sin estándares de seguridad definidos, el Big Data, los coches autónomos, etc. Y no sólo se realizaran vulneraciones sobre nuestros datos personales y bancarios, también nuestros hábitos y rutinas de compra, ubicaciones, registros deportivos y de sueño, etc. serán objeto de interés.
Fuente: Revista ‘Computer Hoy’, número 428, año XVI, 2014.
Áudea Seguridad de la Información