Cuando Google adquirió DoubleClick en 2007, una potente red de publicidad por 3.000 millones de dólares, su fundador Sergey Brin defendió desde el principio que la prioridad era garantizar la privacidad de los usuarios. Su compromiso se basaba en mantener por separado la base de datos de la red publicitaria de la información identificativa que iba adquiriendo de los distintos usuarios.
Para entender mejor este tema es necesario conocer previamente lo que es realmente DoubleClick. Se trata de una plataforma que mediante el uso de cookies recoge información sobre nuestra navegación web, hábitos e intereses. Una vez conseguida esta información, traza un perfil y lo usa para vender a los anunciantes la posibilidad de personalizar sus mensajes publicitarios. En función del perfil se ofrecerán unos mensajes publicitarios u otros, a través del análisis e información que dispone de las búsquedas previas que haya realizado el usuario, para así ofrecernos productos adaptados a las “necesidades” individuales de cada usuario.
De esta forma, podemos suponer que la actividad de Google no debería permitir asociar directamente las búsquedas que los usuarios realizaban con su propia identidad.
Sin embargo, en 2012 Google ya había realizado cambios en su política de privacidad para poder compartir los datos de los usuarios entre distintos servicios de Google, tales como Gmail o su motor de búsqueda, pero continuaba manteniendo los datos y DoubleClick por separado.
Nuevamente este verano Google realizó un importante cambio en su Política de Privacidad. En un principio defendía que no se combinaría la información de la cookie de DoubleClick con información personal identificable, a menos que se tuviera expreso consentimiento para ello.
Sin embargo esto ha sido modificado por el siguiente párrafo: “Dependiendo de la configuración de su cuenta, su actividad en otras páginas y aplicaciones, dichas actividades podrán ser asociadas con su información personal, siempre con el objetivo de mejorar los servicios de Google y los anuncios mostrados.”, borrando todo rastro del compromiso anterior de no combinar la información de DoubleClick con información personal.
Esto significa que ahora Google puede configurar un marco completo del usuario por su nombre, basándose en todo lo que escriba por email, todas las webs que visite y las búsquedas que realice. De este modo la publicidad que nos envíe DoubleClick a partir de ahora estará más personalizada.
Paul Ohm, director del Centro de Privacidad y Tecnología de Derecho de Georgetown, sostiene que “el hecho de que los datos de DoubleClick no estuvieran conectados con información personal identificable, era un significativo seguro en el pasado”. Durante un tiempo se consiguió separar el hecho de ser observados en todos los aspectos y conservar una pequeña parcela de privacidad, pero “ese muro acaba de caer”, sostiene Ohm.
Google ha argumentado que su sistema de publicidad fue creado antes de la era Smartphone, razón por la cual justifica el cambio en su política de privacidad.
A pesar de todo ello, Google ha habilitado la posibilidad de poder controlar la información que se recaba sobre nosotros y nuestra navegación en Internet.
Si queremos evitar que Google rastree nuestra actividad, existe la opción de desactivar esta función. Para ello, el usuario debe configurarlo en la cuenta de Google, en la sección de Controles de Actividad y deseleccionar la opción de incluir el historial de navegación.
No es difícil intuir que Google tendrá serios problemas en la Unión Europea (más aún) por su gestión de la privacidad y especialmente con el nuevo marco regulatorio impuesto por el Reglamento General de Protección de Datos.
Marta Requena Fernández
Departamento Legal – Áudea Seguridad de la Información