El otro día hablando con una amiga, comentábamos la importancia de la confianza en las relaciones y que si eso se perdía, no tenía sentido continuar (sea de amistad o de pareja). En el trabajo pasa igual, tanto entre clientes y marcas como entre empresa y trabajador.
Nunca me ha gustado la frase “es trabajo, no es personal”. En mi opinión es un error que demuestra empatía “cero”. Somos personas, todo está interrelacionado: el trabajo afecta a lo personal y lo personal al trabajo. En estos tiempos raros creo que empresarios y trabajadores deben estar más unidos que nunca.
El binomio empresario-trabajador ha tenido una relación, digamos, negativa: de un lado, “es que sólo quieren sacar beneficios a costa nuestra” y de otro, “son unos vagos y si pueden no hacen nada, eso sí, cobrar quieren cobrar”. Creo que esta forma de sentir y comportarnos ahora mismo no nos sirve de nada. La empresa somos todos, empresarios y trabajadores estamos luchando por sobrevivir y mantenernos en el tiempo lo más posible. El objetivo es el mismo, y nadie se quiere aprovechar de nadie (es obvio que habrá de todo, habrá empresarios todavía con el látigo y no quieran pagar y trabajadores que se quieran escaquear lo más posible y se den de baja) pero la mayoría sólo queremos adaptarnos y sobrevivir. Y para eso, necesitamos tener una comunicación muy fluida, ser muy sinceros, transparentes y empáticos. ¿Es tan difícil?
En un entorno inseguro e incierto de por sí, se hace más necesaria la comunicación y además la información hay que intentar darla con tiempo y tranquilidad (siempre que se pueda). De otra manera, generaremos una gran desconfianza por ambas partes. ¿No os pasado nunca, que por no hablar un tema en el trabajo os habéis pasado semanas enfadados y dándole vueltas y cuando se ha tocado ese tema, resulta que ni siquiera la otra parte lo sabía? o ¿qué ha sido un malentendido o que ese tema nunca existió?. Bueno, a mi sí y esto hace que nos sintamos tristes, enfadados, nos ataquemos y nos echemos culpas de cosas de las que, ahora, en gran parte no somos directamente responsables. Totalmente innecesario en este momento, donde todas las energías tienen que estar puestas hacia salvarnos. La explicación de Pablo Motos con los peces me pareció genial. Cada uno tiene una función y confiamos en que lo hará lo mejor posible. Si no confiamos, nos hemos equivocado desde el principio tanto el empresario como el trabajador. Si no confías en la empresa en la que estás, debes salir y si no confías en tu trabajador, debe salir igual, es un sin sentido y una guerra que ahora mismo no debemos tener.
La confianza mutua genera seguridad, también para luchar con la misma intensidad, sabiendo que no somos enemigos y que nos necesitamos. Somos conscientes que las empresas probablemente no van a poder soportar toda la estructura y que se reducirán, pero si salen adelante, podremos volver al trabajo, si se hunden, no tendremos dónde volver. Como seres humanos, procuraremos que los afectados seamos los menos posibles e intentaremos ayudarnos. Pero si nos machacamos entre nosotros, nos ocultamos información y desconfiamos, veo un mal futuro.
Para mí, la confianza es fundamental, también para ser más flexibles entre nosotros (horarios, forma de desarrollo del trabajo, disponibilidad) y nos ayudará a que salgamos hacia adelante.
Gloría Sánchez
Departamento Talent