Todo podría ocurrir: con la introducción de “De-Mail”, la comunicación electrónica entre ciudadanos, gobiernos y empresas, finalmente podría conseguir un grado aceptable de ciberseguridad y Seguridad de la Información.
A diferencia del correo electrónico ordinario que se envía diariamente con software de pago tipo Microsoft Outlook, con De-Mail los contratos que se enviarían tendrían la misma validez que el contrato manuscrito firmado ante notario. No obstante, De-Mail nunca llegó a recibir todo el impulso que necesitaba. Desde el principio se cuestionó el sistema de cifrado poco complejo, que únicamente era capaz de cifrar los mensajes durante el tránsito entre el usuario-inicio y el usuario-destino.
En cambio, en los servidores del proveedor de correo electrónico, no se conservaban los datos cifrados. Por ello, corría el riesgo de que se pudiera acceder a los mismos sin apenas dificultad. Con este defecto clave, finalmente se dio por cerrado el proyecto. No obstante, el equipo de trabajo que se encuentra detrás de De-Mail ha comenzado desde mediados del mes de abril 2015 una nueva campaña para mostrar las nuevas mejoras implementadas en materia de ciberseguridad.
El nuevo cifrado implementado de extremo a extremo de la comunicación hace más seguro a De-mail. No obstante, sigue presentando las mismas lagunas deficitarias principales: De-mail sufre de una distribución limitada y, aunque se ha puesto especial hincapié en mejorar el cifrado de los datos, por el momento, la facilidad de la herramienta ha complicado el hecho simple de mandar un correo electrónico.
Fuente: Revista ‘Computer Hoy’, número 434, año XVII, 2015.
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