En esta mañana del mes de marzo del año 2317, se ha producido un hecho insólito.
El Presidente de la República Federal de los Estados Europeos se ha presentado ante los medios de comunicación para dar esta inesperada noticia:
“Europeos, hemos terminado.
Después de casi 30 siglos de democracia, hemos concluido el proceso legislativo.
Ya no quedan más leyes por hacer.”
Con estas escuetas palabras se abre una nueva era en la que no se aprobarán más leyes… porque no hay.
Según apuntan fuentes internas del Poder Lejecutivo (institucionalizado hace unos años, tras descubrirse que la separación de poderes no existía) “llevamos siglos espaciando la actividad regulatoria con la vana esperanza de que este momento no llegase”.
Estas fuentes reconocen que la hiperregulación del siglo XXI fue una auténtica locura. En ese tiempo se reguló el 75% de todas las materias posibles en un tiempo record, sin ningún tipo de mesura ni orden. “No entendemos cómo nadie les paró los pies”, apuntan estas fuentes.
Desde entonces, viendo que escaseaban las materias a regular, se impuso una cartilla de racionamiento. “Sólo podíamos regular 1 materia nueva al año. El resto del año teníamos que dedicarlo a revisar y perfeccionar normas ya aprobadas… Ganamos un Nobel de Literatura por la última redacción del Código Civil”.
Escondidos en los aseos del Parlamento, escuchamos a un miembro del gobierno hablando con un becario: “Hicimos todo lo que se nos ocurrió. Creamos normas sólo para poder derogarlas más tarde; inventamos nuevos derechos para ciudadanos que luego recortábamos; instauramos la autoliquidación mensual de impuestos y multas bajo pena de multas mayores; incluso hicimos leyes que decían lo mismo que otras pero con otras palabras… ¿¡Qué vamos a hacer ahora!?”.
La última ley aprobada, no ha sido la más relevante, ni tampoco la más original. El último capítulo de esta larguísima novela se ha limitado a proclamar el derecho fundamental de los ciudadanos a no ser mirados por encima del hombro. Los mirantes ilegales tendrán que demostrar lesiones cervicales si no quieren ser sancionados.
¿Y ahora qué?
Tras la rueda de prensa, el Presidente de la República ha manifestado que disolverá el Parlamento y establecerá un Comité de expertos de todas las disciplinas que se reunirá una vez cada lustro para analizar y poner en común nuevas ideas de regulación.
Reacciones en la población
Algunos ciudadanos se sienten desilusionados. “Es muy injusto. Nunca entendí el afán regulatorio de nuestros representantes, pero a todo se acostumbra uno. Aunque es ilegal estudiar las normas con demasiado interés, desde que me jubilé a los 93 años, me gustaba hacerlo en la intimidad de mi hogar. Ahora sólo podré dar paseos por la calle, pero sin mirar a la gente por encima del hombro, claro”, manifiesta un ciudadano que ha preferido permanecer en el anonimato.
Otros ciudadanos no terminan de creérselo “Seguro que algo se les ocurre para poder sacarnos más pasta. El tiempo lo dirá.”
Y otros ya llevaban tiempo advirtiéndolo:
http://elpais.com/elpais/2013/06/09/vinetas/1370787711_144959.html
Áudea Seguridad de la Información